Nada nacional
En el clásico La Historia sin fin una fuerza destructiva llamada “la Nada” avanzaba lentamente. Después, cada vez más rápido, devoraba todo a su paso y dejaba solo espacios vacíos, llenos de olvido, y una tierra que se desmorona. Algo así parece prosperar por estos días, cuando los tejidos con tanta labor construidos a lo…
En el clásico La Historia sin fin una fuerza destructiva llamada “la Nada” avanzaba lentamente. Después, cada vez más rápido, devoraba todo a su paso y dejaba solo espacios vacíos, llenos de olvido, y una tierra que se desmorona. Algo así parece prosperar por estos días, cuando los tejidos con tanta labor construidos a lo largo de los años son arrasados por una motosierra que corta a troche y moche sin otra propuesta que la nada, que no es vacía ni inofensiva: se lleva a su paso mundos enteros.
La envestida a Radio Nacional es una expresión más de esto: las voces que se multiplicaban en todo el territorio se apagan. “Cada vez tenemos menos herramientas para poder hacer radio”, dice Gabriela Salamida, coordinadora artística de Radio Nacional Bariloche. “Siempre el federalismo nos costó y en este tiempo vemos un revés muy fuerte”, continua y recuerda que la fortaleza de la emisora persistentemente fue su territorialidad, justamente: la posibilidad de un medio público situado en distintas provincias, en distintas zonas, muchas de ellas con problemas de comunicación porque no se han desarrollado, históricamente, infraestructuras como caminos, trenes, conexiones a Internet, electricidad.
En este marco, el valor de la radio tiene un propósito y un objetivo que es el de estar cerca de sus comunidades, atendiendo desde siempre a las cuestiones identitarias, culturales. Una conexión en el territorio donde cada radio puede ser un espejo donde mirarse y reencontrarse con las distintas culturas que conforman este país, con sus expresiones, sus informaciones, sus problemáticas, sus tristezas y alegrías. “Esto en la actualidad se ve atentado, porque se va a unificando la voz y empezamos a escuchar, en las 49 radios del país, programas producidos desde Buenos Aires por una decisión del interventor”.
Cabe recordar que, en febrero, el gobierno de Milei decretó la intervención de los medios públicos por un año, delegando el control de esas unidades en la Jefatura de Gabinete de ministros. Lo hizo a través del Decreto 117/2024 publicado en el Boletín Oficial en una medida que abarca a Educ.ar, Télam, Radio y Televisión Argentina y Contenidos Públicos, que nuclea la TV Pública, Encuentro, Pakapaka, DeporTV y la plataforma Contar. Más adelante, en una resolución firmada por Héctor Cavallero, director ejecutivo de Radio Nacional, se informó que todas las frecuencias de AM y FM de todas las emisoras del país deben replicar los contenidos de la emisora Ciudad de Buenos Aires en los horarios centrales.
En el caso de Bariloche, donde hay una planta reducida en la cual casi todos los programas son unipersonales -y esa persona se produce y hace todo lo que tiene que hacer para su programa- lo que se hacía hasta el momento es emitir en dúplex: lo mismo que sale por AM sale por FM. Ahora, explica Salamida, en FM está Nacional Rock y para la programación local solo tiene la AM y el streaming. “Nos deja por fuera del juego en la ciudad de Bariloche y en el resto de las zonas aledañas, porque hoy el encendido de la radio es primordialmente en FM y después en la web, que también perdimos: lo que existe ahora es una sola página de Radio Nacional donde se suben las noticias producidas en Buenos Aires y sólo un segmento en el costado permite acceder al streaming de las distintas emisoras. Antes subíamos el contenido local y además teníamos redes sociales como Instagram, Twitter y Facebook. Hoy no están más, se intervino y en un momento se apagó todo”.
A este panorama se suma que, desde diciembre, como en otros ámbitos del Estado, no hubo renovación de personas contratadas, como movileros, columnistas o personas que se encargaban de las redes y se pusieron a la orden los retiros voluntarios y las jubilaciones anticipadas. Además, no se habilitó la posibilidad de acuerdos comerciales y convenios de emisión, una manera de tener programación diversa y generar conexión con instituciones, grupos sociales o áreas temáticas.
“Por el tipo de programación no hay quién lo puede hacer y a veces hay alguien en la comunidad que tiene el deseo y el conocimiento de poder hacer un programa temático y lo llevaba adelante”, explica Salamida. Así también se cortó el vínculo con universidades: el año pasado se emitía el programa de la Universidad de Río Negro y se estaba en conversaciones con la Universidad del Comahue. Actualmente el único programa que quedó es el del INTA que tiene peso histórico con casi 50 años interrumpidos al aire.
Por otro lado, desde abril se definió eliminar del organigrama de Radio Nacional a las direcciones de todas las gerencias y de las emisoras, por lo tanto, no existe ya el puesto de director para las emisoras: todas pasan a depender en forma directa de la gerencia de Buenos Aires donde hay dos personas para 49 radios. “Es muy difícil en la práctica dar respuesta a las situaciones que presenta cada emisora, situaciones que no son sólo las periodísticas ni artísticas, sino que tienen que ver también con el vínculo con la comunidad, con las instituciones, con el mantenimiento del edificio, hay un montón de cuestiones de personal”.
Menos es menos
El cierre de la página web significó además la pérdida de todo el bagaje histórico y el archivo cultural e informativo que fue trabajando la radio a lo largo de todos estos años. “En el ecosistema de medios hay que estar presente en todos estos lugares y producir contenidos adaptados a cada tipo de audiencia y de formato. Ya veníamos atrasados en eso por una cuestión de contar con personas que se puedan dedicar a hacer ese trabajo”, detalla Salamida.
Otra decisión fue la imposición de que todas las emisoras del país deban tomar la primera mañana desde el LRA1 con el programa Ramos Generales. “Perdimos esta primera instancia de contacto que es la que tiene un peso de servicio muy importante. Es el momento donde vos prendés la radio para saber si los caminos están bien, si hay clases, si hay algo de lo que te tenés que enterar para encarar tu día. Ahora está concentrado desde Buenos Aires en un formato general de la radio. Se nos planteó desde la dirección que la línea tiene que ir por el lado del entretenimiento y al mediodía se sumó un programa deportivo que todas las radios tenemos la obligación de tomar. Es una forma de asegurarse lo que sale al aire y eso va en detrimento del encendido y de la elección de una radio que te habla de las cosas que te son cercanas, aunque puedan tener un análisis incluso de lo nacional o internacional, pero visto desde nuestros intereses y de cómo cualquier decisión de esos niveles nos puedan afectar”.
Se deja así de estar en contacto con cuestiones que sí tienen que ver directamente con lo que pasa en las comunidades e incluso terminan sucediendo cosas como sorteos a los que nunca se va a tener acceso, como entradas para un teatro que no hay. “Se pierde la posibilidad de crecer en conocernos, tener mejores vínculos, valorarnos, entender nuestras realidades, en escuchar artistas que hablen sobre las cuestiones que aquí nos pasan. En cambio, estamos escuchando cómo está el tránsito en la 9 de julio”.
En un país vasto, con multiplicidad de voces la uniformidad aplasta, no solo por no construir hacia adelante, sino por destruir lo que hay en vez de potenciarlo con la posibilidad de tener un medio público que tiene 49 radios en todas las provincias, incluso en la Antártida.
Desde el territorio los mensajes de desazón no dejan de multiplicarse y llegan a la radio reclamos de los parajes rurales que no comprenden como al prender la radio a las 7 de la mañana se encuentran con la sintonía de la capital. “Nos han llegado varios reclamos respecto a la programación que tiene Radio Nacional a la mañana, con un programa de Bs As que la verdad es que no es de interés para la gente de la zona. Y menos un programa que parece de chimento”, señala un cronista rural y comparte la inquietud que se están planteando: “Se está pensando en presentar una nota al Concejo Deliberante a ver si desde el municipio podíamos solicitar a quien esté a cargo alguna programación más local. El enlace con Radio Nacional Buenos Aires no les sirve”.
“La radio nos permite pensarnos no solo como un país continental, sino bicontinental y con lo que implica que Argentina tenga sobre ese territorio un trabajo científico y que sea parte de nuestra Nación. La radio está ahí y también tiene presencia sobre Islas Malvinas, entonces hay una cuestión de soberanía que hace que el espacio que tenemos radiofónico esté ocupado por esa diversidad”, continúa Salamida.
“Está buenísimo que existan todas las otras radios, pero también los medios públicos porque hay algo de los intereses o de los objetivos que se propone cada medio que son diversos y lo bueno es que existamos todos y que pueda haber propuestas distintas. Es lo que te permite cuando estás en lo urbano saberte en conexión con todas las zonas rurales, que no son unidades aisladas, sino que hay un vínculo histórico de personas que van y vienen, hay muchas interconexiones productivas, económicas, culturales. Trabajamos mucho para que la radio no quede en la Ley base para ser privatizadas y parece que como no estuvo la posibilidad de privatizar la opción es vaciarla y volverla inservible”.
Por Violeta Moraga
Fotos: Pablo Candamil
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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