Información General

De monje a comediante

En tiempos de redes y plataformas, sacar una entrada de papel, hacer fila para entrar a la Biblioteca Sarmiento y ver a dos humoristas en carne y hueso puede parecer una experiencia anacrónica; pero las acrobacias lingüísticas de Mamo y la memoria algorítmica de Rodo nos hacen dudar: ¿estamos delante de dos robots operados por…

fecha 13 de Junio, 2025

En tiempos de redes y plataformas, sacar una entrada de papel, hacer fila para entrar a la Biblioteca Sarmiento y ver a dos humoristas en carne y hueso puede parecer una experiencia anacrónica; pero las acrobacias lingüísticas de Mamo y la memoria algorítmica de Rodo nos hacen dudar: ¿estamos delante de dos robots operados por la más poderosa inteligencia artificial o en presencia de los verdaderos Tranqui 120?

Mamo, una vida signada por un humor bien barilochense. foto: Pablo Candamil

Un rey, un niño y la función interminable

Manuel José Gutiérrez Arana es un gran divulgador de verdades, tiene la sensibilidad para navegar por las profundidades de las cosas y volver con algo que, inesperadamente, nos hace reír. Su entrenamiento comenzó desde temprana edad. El primer maestro fue Bebe, su padre. Tenía una camioneta con la palanca de cambios rota y una oficina empapelada de posters de Elvis Presley. Cuando llevaba a algún compañero de sus hijos a la escuela, levantaba la palanca como un micrófono y se ponía a cantar los éxitos del rey del rock. “Dios hizo todo este escenario para que actuemos e interpretemos el mejor papel” es una de sus frases favoritas. Y la ponía en práctica frente a un público casual, solo por jugar con Manuel.

En un viaje a Buenos Aires, antes de entrar al subte en hora pico desafió a su hijo:

—Mamo, ahora vamos a subir y tenemos que lograr de alguna manera que nos den el asiento.

Cuando se abrieron las puertas, el mar de gente se apretó hasta ocupar todo el espacio disponible. Bebe puso cara de descompuesto.

—Papá, ¿está bien? Te veo un poco pálido —dijo Manuel con tono de preocupación.

Bebe asintió con un leve movimiento de cabeza.

—¡Papá!, en serio, ¿estás bien? dijo más ansioso.

Entonces, dos señoras muy preocupadas imaginando un inminente infarto enfrente de sus narices, cedieron el asiento.

Manuel José es el quinto de seis hermanos. Todos los varones llevan el nombre José, igual que su padre, quien montó en el kilómetro 12 de Bustillo, el Taller Artesanal San José, como el primer carpintero de la historia. La carpintería se convirtió en la cervecería Blest y ahora es un restaurante: El Mallín. Todos los hermanos fueron bautizados y tomaron la primera comunión con el padre Currulef, un gran amigo de la casa. Los domingos iban a misa, luego el asado en familia y el resto de la tarde jugaban con sus primos en el mallín, esa zona húmeda de pastizales largos, bandurrias y caballos.

Trabajar la tierra acompaña a Mamo en facetas diferentes de su vida. Hoy acompañando en la Semilla la educación de sus hijas. Foto: Pablo Candamil.

En el aula era un estudiante aplicado, con calificaciones sobresalientes. En el recreo cautivaba a sus compañeros con relatos extraordinarios. Una mañana les contaba que en el programa Hola Susana, entre la montaña de cartas que la gente mandaba para ganarse un millón de pesos, la diva había elegido la de su abuela. Otro díadecía que en el certamen de cazatalentos de Videomatch, él había sido el elegido entre todos los participantes. El futuro actor creía con tanta firmeza en sus historias que la audiencia no dudaba ni un instante de las maravillosas coincidencias en la vida de Manuel.

En Buenos Aires estudió la carrera de comunicación social y trabajó en una consultora especializada en sustentabilidad. A la mañana salía de camisa, pantalón y zapatos y una mochila; su personaje corporativo cumplía con el guion: “Hola, Carlos, ¿cómo estás? Te habla Manuel. Te acabo de enviar la gacetilla de prensa. Que tengas un buen día”, repetía siempre con el mismo tono amable. A la tarde tomaba clases con Marcelo Katz -entrenador de oratoria y empatía- y a la noche sacaba su vestuario de la mochila y se encendía bajo las luces de una varieté del centro porteño.

—El clown es el caos, la vulnerabilidad, jugar con la locura —dijo Manuel –. Siempre fui un niño que hizo las cosas que se esperaba desde su entorno y el clown me permitió exorcizar algunas ataduras, la posibilidad de ser con más libertad.

Durante un viaje Mamo se sintió un llamado por una experiencia religiosa, per el amor fue mas fuerte. Foto: Pablo Candamil.

El llamado

En esa búsqueda de algo más auténtico, recibió un llamado a la contemplación, No fue una voz suave o un susurro sino una inquietud que persistía en su interior. La primera vez se retiró unos días en un monasterio de la orden Cisterciense de la Estrecha Observancia -conocida como la orden de la Trapa-, en Azul, provincia de Buenos Aires. La segunda vez que sintió con fuerza esa vocación al silencio fue en Dublín. Estaba viviendo en Irlanda junto a Lucía List, su novia y futura madre de sus hijas.

—No sé si yo no quiero ser monje le dijo a Lucía.

—Bueno…andá —le contestó su novia—. Andá a fondo y preguntátelo.

Entonces Manuel viajó en tren y bicicleta hasta alcanzar la colina de Knockmealdowndonde se levantaba la abadía Mount Melleray, construida en piedra y cúpulas altísimas. Cada vez que sonaba una campana, los monjes de túnica y capucha blanca oraban a la luz de las velas. Manuel meditó y trabajó con la tierra. Pensó que quizás ese era su lugar. Pero no. Su lugar era con ella.

“Ser un monje de convento o el youtuber del momento” es el remate de la canción Multitasking, uno de los hits del dúo Tranqui 120. Esta frase expone una disyuntiva entre dos universos de posibilidades que Manuel intenta conjugar en su cotidiano. Se levanta temprano, medita, lleva a las hijas a la escuela Waldorf -donde participa de la comisión de espacios verdes cuidando de la huerta y el jardín-, da clases de clown en Macacha y ensaya el próximo espectáculo con Rodolfo Lisi -Rodo-.

—La sabiduría del clown tiene que ver con la observación —dijo Manuel—, la escucha atenta, estar en el presente, que haya verdad en cada momento. Después el clown lo toma como material de juego. Este entrenamiento te lleva a tener una presencia lo más pura posible y esto se emparenta mucho con los ejercicios de oración de la vida del monje.

Esta dupla lleva más de diez años haciendo reír a Bariloche. En un momento del show Mamo pide luz de sala e invita al público a revelar aquello que los ancla en el aquí y ahora. Un breve confesionario en la penumbra del teatro. De a poco la gente se anima a entregar sus respuestas: “respirar, estar con amigos, nadar en el lago…” Rodo las procesa en tiempo real. las hace rimar y las sintetiza en una canción. Son dos monjes de camisa y chaleco en un estado de presencia absoluta al servicio de la comedia.

Tranqui 120 nació casi de casualidad y devino un en clásico barilochense. Foto: Ro Fernández.

Fuego, apunten, preparen

Así nació Tranqui 120, de atrás para adelante: primero apareció la fecha para actuar y luego armaron el show. A Manuel se le había caído un número de clown que iba a presentar en Estación Araucanía, no quería perder esa fecha, llamó a Rodo y a Emilia Linardi y en apenas doce días montaron un espectáculo “a las corridas”.

Ese 2015 los tres formaban parte de la compañía teatral Baco. Rodo había estudiado actuación en la escuela Nacional de arte dramático en Buenos Aires y estaba acostumbrado a procesos de creación largos y secuenciados por una técnica muy rigurosa y Tranqui 120 fue, en cambio, un acto de arrojo que salió muy bien.

—Mamo es un maestro de la confianza —dijo Rodo—. Tiene una intuición muy afinada, de esas que vienen del mundo del clown y la improvisación: dejar que las cosas sucedan si tienen que suceder, sin tanto juicio, lanzándose a la experiencia. El arte no deja de ser un lugar de encuentro. Y cuando lo técnico prima por sobre ese encuentro con la gente, se vuelve un arma de doble filo. Son esos espectáculos que te encantan, pero se sienten lejos.

Despueé de la pandemia Rodo y Mamo engendraron el dúo que llena la Biblioteca Sarmiento en cada presentación. Foto: Ro Fernández.

Después de la pandemia Emilia decidió dejar el oficio. El trío se convirtió en dupla y el vínculo entre ellos, una hermandad. Este lazo tan estrecho es el caldo de cultivo de sus chistes. Muchos surgen en sus mensajes de WhatsApp. Rodo hace una broma y Manuel se la imagina en escena y grita: “¡Eso queda! Eso es un número”. Una vez Manuel llegó tarde a un ensayo y mandó un mensaje lleno de disculpas y remordimiento, como si el mundo se sostuviera en su puntualidad. Rodo le respondió con una canción:

—Soltá la culpa, ajá, soltala —cantó Rodo.

—¡Eso queda! Eso es una canción respondió Mamo.

Otros sketches nacen de la experiencia en escena y del juego con el público, como aquella canción inventada en plena función: Mamo les preguntó qué cosas nos hacen estar en el presente y Rodo hilvanó las respuestas con la guitarra. La gente se rió y ese momento espontáneo terminó formando parte del repertorio.

Esa experiencia de improvisar cantando es de mucha exposición —dijo Rodo—. Una vez que abrís la boca y te ponés a cantar, y más si no sabés qué vas a decir, da un poco de vértigo. Si hubiera querido hacer eso con el modo de operar que tenía hasta los 40, no lo habría logrado. El nivel de exigencia que aprendí es tan alto que nada me habría parecido suficiente, y siempre habría estado buscando la aprobación de los demás. Un combo explosivo. Algo en el proceso de Tranqui me dio la templanza necesaria. Y eso tiene mucho que ver con Mamo.

Un hermano fallecido que lo antecedió encendió tal vez, la luz del humor que lo ilumina desde la cuna. Pablo Candamil.

Maestro de ceremonias

Francisco nació antes que Mamo, vivió tres meses y murió de muerte súbita. Mucho tiempo después Manuel entendió que su historia no había empezado con él: había sido gestado en duelo y con la intuición de que debía traer alegría para alivianar esa ausencia. El humor, más que un oficio, había sido una estrategia, una forma de atenuar ese dolor fundante.

Su destino de monje, ahora, se impone de forma inesperada: las parejas lo buscan para que oficie la ceremonia de su casamiento. La primera vez fue un amigo que se lo pidió. Nunca se le había ocurrido ser capaz de dirigir una boda. Aun así, los pedidos comenzaron a llegar. Casó a una pareja en la Isla Victoria. Viajó a La Pampa para presidir otra boda.

A veces me pregunto si estoy invadiendo una zona sagrada. Pero creo que, en el momento en que esas dos personas me eligen, eso me valida —dijo Manuel—. Les explico que yo no los caso, que se casan ellos. No tengo ningún superpoder ni un título que me habilite. Solo facilito la celebración de esa unión.

Antes de cada boda, se reúne con la pareja, los entrevista, les pregunta por su historia, les pide contactos de familiares y amigos. Con todo eso, escribe un guion. Un discurso profundo con una dosis de comedia. Su hermano se casa en diciembre. Le pidió que dirija el ritual. Hay algo en su modo de escuchar, de mirar, de encontrar las palabras justas, que hace que otros le confíen el momento más importante de sus vidas.

Manuel, cuando completa formularios, a veces escribe “comunicador”; otras, para divertirse “payaso”. La sociedad espera que uno sea una cosa o la otra. Pero el juego de Mamo es distinto. “Mi yo de los ochenta años quiere haberla vivido”, dice. No es una excusa ni una consigna, es el modo que tiene para seguir siendo alguien que elige.

Mi yo de los ochenta quiere haber dicho: “¡Bendita vida!, grabé los temas de Tranqui con una banda, qué bueno estuvo eso” —le dijo Manuel a Rodo.

Y esa frase bastó. Le pidieron al bajista Martín Caracoche que hiciera los arreglos y eligiera a los intérpretes. Se sumaron Juan Sisterna en guitarra, Pato Caracoche en percusión, Andy Sakal en teclados, Lautaro Garro en batería: una banda de músicos que admiran grabó sus canciones. El año pasado, durante las sesiones, uno de ellos preguntó: “¿Cuándo vamos a tocar esto?”. Para Mamo y Rodo, fue una revelación. Ya grabarlas había sido un sueño, subirse al escenario con ese grupo y esos temas que habían nacido entre chistes y mates, parecía demasiado. Pero lo hicieron. Primero en la Biblioteca Carilafquen y luego en el Camping Musical a sala llena. Ahora la banda tiene nombre: Tranki 120 y los Multitaskitos y futuras fechas de función.

“Mamo es un hombre que pudo haber sido un gran periodista, pero eligió hacer lo que quería. Tuvo mucho coraje y por eso lo admiro.”, dijo su padre. Bebe imagina que, algún día, su hijo se convertirá en un gran escritor. Rodo lo ve en sus ochenta, haciéndonos reír desde una silla, con bastón en mano, ya sin la desfachatez física que hoy lo define, pero con la misma lucidez para leer al mundo y traducirlo en risa.

¿Quién tendrá razón? Tal vez los dos. O ninguno. Da lo mismo. Porque Mamo no está donde lo encasillen. Está donde la solemnidad del mundo se desarma. Y alguien se ríe.

Por Verónica Battaglia

Fotografía: Pablo Candamil

Colectivo de Comunicación Popular Al Margen

Seguí leyendo Al Margen:

La revista Al Margen es una publicación que recorrió las calles de nuestra región desde comienzos del año 2004. La misma brindaba información de interés general, notas de actualidad y abordaba temas sociales. Esta revista también se creó para brindar una salida laboral concreta a personas desempleadas, que a través de la venta obtenían sus propios ingresos de manera directa.

Últimas noticias

De monje a comediante
Información General13/6/2025

De monje a comediante

En tiempos de redes y plataformas, sacar una entrada de papel, hacer fila para entrar a la Biblioteca Sarmiento y ver a dos humoristas en carne y hueso puede parecer una experiencia anacrónica;...

Noticias de San Carlos de Bariloche
otros medios

El recuerdo y lo que quedó
Información General5/6/2025

El recuerdo y lo que quedó

por Proyecto ERRE
Información General5/6/2025

Se ha puesto de moda ser fascista

por Proyecto ERRE
Información General4/6/2025

Jacobacci 10 años Ni una menos

por Proyecto ERRE
Información General3/6/2025

Bariloche 10 años de Ni una menos

por Proyecto ERRE

Noticias de Río Negro
otros medios

El recuerdo y lo que quedó
Información General5/6/2025

El recuerdo y lo que quedó

por Proyecto ERRE
Información General5/6/2025

Se ha puesto de moda ser fascista

por Proyecto ERRE
Información General4/6/2025

Jacobacci 10 años Ni una menos

por Proyecto ERRE
Información General3/6/2025

Bariloche 10 años de Ni una menos

por Proyecto ERRE